Descubre cómo Galileo Galilei revolucionó la ciencia con sus inventos y descubrimientos, desde su telescopio hasta su defensa del heliocentrismo.
Invención y contribuciones de Galileo Galilei
Pocas personas han tenido un impacto tan profundo en la ciencia como el físico y astrónomo italiano Galileo Galilei, cuyos innovadores inventos y descubrimientos le valieron el título de «padre de la ciencia moderna». El acercamiento hacia la ciencia lo convirtió en una figura clave de la Revolución científica de los siglos XVI y XVII. Durante este tiempo, casi refutó la física y cosmología aristotélicas que habían dominado previamente las ciencias en Europa.
El científico italiano Galileo Galilei hizo importantes contribuciones a las matemáticas, la física y la astronomía durante la Revolución científica de los siglos XVI y XVII. El llamado «padre de la ciencia moderna», su trabajo para probar el modelo heliocéntrico de la galaxia lo puso en conflicto con la iglesia católica.
Experimentos en movimiento
La ley de los cuerpos que caen es una de las contribuciones clave de Galileo a la física. Indica que los objetos caen a la misma velocidad independientemente del peso o la forma. A través de sus experimentos, Galileo contrarrestó la visión aristotélica dominante, que sostenía que los objetos más pesados caen más rápido que los objetos más livianos. Calculó que la distancia que recorre un objeto es proporcional al cuadrado del tiempo que tarda el objeto en llegar al suelo. Galileo también desarrolló por primera vez el concepto de inercia, la idea de que un objeto permanece en reposo o en movimiento hasta que otra fuerza actúe sobre él, que se convirtió en la base de una de las leyes del movimiento de Isaac Newton.
Brújula geométrica y militar
En 1598, Galileo comenzó a vender una brújula geométrica y militar de su propio diseño, aunque las ganancias eran mínimas. Consistiendo en dos reglas unidas en ángulo recto con una tercera regla curvada entre ellas, la brújula de Galileo, conocida como sector, tenía múltiples funciones. Los soldados en el ejército lo utilizaron para medir la elevación del cañón de un cañón, mientras que los comerciantes lo emplearon para calcular los tipos de cambio de divisas.
Un telescopio mejorado
Si bien no inventó el telescopio, las mejoras que Galileo hizo a las versiones originales holandesas del instrumento le permitieron hacer nuevos descubrimientos empíricos. Mientras que los primeros telescopios aumentaban los objetos tres veces, Galileo aprendió a moler lentes, un avance que eventualmente creó un telescopio con un factor de aumento de 30x. Con sus telescopios sin precedentes de gran alcance, Galileo fue el primero en observar la superficie irregular y de cráteres de la luna; Los cuatro satélites más grandes de Júpiter, apodados las lunas galileanas; Manchas oscuras en la superficie del sol, conocidas como manchas solares; y las fases de venus. El telescopio también reveló que el universo contenía muchas más estrellas que no eran visibles a simple vista.
El caso del heliocentrismo
En el siglo XVI, el astrónomo polaco Nicolaus Copernicus se convirtió en el primer científico en promover un modelo del sistema solar en el que la Tierra orbitaba su Sol y no al revés. Las observaciones de Galileo desacreditaron la teoría aristotélica de un sistema solar centrado en la Tierra a favor del modelo heliocéntrico copernicano. La presencia de lunas en órbita alrededor de Júpiter sugería que la Tierra no era el único centro de movimiento en el cosmos, como había propuesto Aristóteles. Además, la comprensión de que la superficie de la luna es áspera refutó la visión aristotélica de un reino celestial perfecto e inmutable. Los descubrimientos de Galileo, incluida la teoría de la rotación solar, como lo sugieren los cambios en las manchas solares, provocaron la ira de la Iglesia Católica, que defendía el sistema aristotélico. Al encontrarlo culpable de herejía en 1633, la Inquisición romana obligó a Galileo a rescindir su apoyo al heliocentrismo y lo condenó a prisión en la casa, que finalmente moriría, aún bajo arresto, en 1642.