¿Cuáles son las famosas frases, citas de Emilio Alarcos Llorach? Las mejores frases, citas de Emilio Alarcos Llorach sobre la vida, el amor, la motivación, la ciencia
Frases De Emilio Alarcos Llorach
«Procuro no tener demasiada pasión. La pasión es dejarse ir, transformarse en un sujeto pasivo».
«Sí, la lengua es nuestro juego, construyéndola como los escritores o destripándola como los gramáticos».
«No se pueden imponer normas a la lengua. Por eso los intentos puristas y correctores de gramáticos y lexicólogos nunca llegan a ninguna parte».
«Subterfugios políticos de radio estrecho han inducido a identificar la lengua con esos entes gaseosos que se llaman nacionalidades».
«Subterfugios políticos de radio estrecho han inducido a identificar la lengua con esos entes gaseosos que se llaman nacionalidades, y no digo razas porque ya casi nadie a no ser algún racista trasnochado de sacristía mohosa se atreve a hablar de ellas como si la sangre y las demás particularidades genéticas de cada hombre condicionasen sus creencias y teorías políticas y sociales. Nación y lengua no coinciden en sus circunscripciones respectivas. Hay naciones sólidas y multilingües y hay lenguas vigorizantes y multinacionales. No es preciso apuntar ejemplos, en la mente de todos.
Se empeñan algunos de estos dirigentes resentidos y con apetencias de alarde imperialista en propagar a la fuerza e incrustar con violencia su propia lengua en detrimento de los derechos de otras. Rompen con ello la convivencia pacífica que siempre ha existido y esterilizan, por otra parte, la libertad de movimiento y la capacidad de pervivencia de las nuevas generaciones. No se puede luchar contra la historia, que es la realidad. Las imposiciones arbitrarias y violentas no pueden contra la lengua, la que sea» (El destino de las lenguas, discurso póstumo que leería su viuda con motivo del nombramiento como doctor honoris causa de la UNED, año 1998).
«La lengua española, mi lengua irrenunciable, porque es la única en que puedo decir casi exactamente lo que pienso y siento». (El destino de las lenguas, discurso póstumo que leería su viuda con motivo del nombramiento como doctor honoris causa de la UNED, año 1998).
«Mis ocupaciones habituales me han convertido en un hablante y escritor seco, sin galas, cartesiano, parco en ditirambos y con manifiesta inclinación a la crítica y la ironía».
«Soy español híbrido de las dos coronas, de las dos Castillas, de las tres creencias, castellano de natura, asturiano de pastura y europeo de ventura».
«Yo, español híbrido de las dos coronas, de las dos Castillas, de las tres creencias, castellano de natura, asturiano de pastura y europeo de ventura, vi la luz primera reflejada en el oro otoñal salmanticense, piedra, escuela y dehesa, y ya en la juventud, la apacible claridad del frío luminoso de Soria –El Espino, la campana de la Audiencia, San Juan y San Saturio- fue la última en enamorar mi retina.
En el centro, es la luz alta de los cerros vallisoletanos (grises, malvas y siempre guillenianos), la que alumbró sutil los años de mi formación entre pinares sólidos y jugosas riberas. Desde allí y desde un rincón de la Guareña zamorana, entre viñedos, algarrobales y panes, aprendí en la adolescencia, sucesivamente, las maravillas y los dejes de las otras provincias: Ávila, ceñida y a la vez encinta de granito y mística; Burgos la casa, filigrana densa de reales huelgas y conversos cartujanos; Palencia estricta, gnómica y quieta al paso lento del río manriqueño; León llano y rampante, romano de chopos como lábaros; Zamora, cobijada y enhiesta sobre los arribes; Segovia, costillar milenario, proa arrulada de apacibles clamores».
«Son mejores las minorías selectas que las mayorías desorbitadas».
«En el sultanato [franquismo]se oía una sola imbecilidad. Hoy hay más posibilidades de que las insensateces tengan eco».
«Por poco que obliguemos a nuestro oído a registrar con atención desapasionada lo que se oye en el entorno inmediato, el gozo túrgido, que nos hinchaba como globos, se escapa sigiloso en tristísima deflación exangüe».
«La investigación es una senda abrupta y placentera y los que por ella transitan pertenecen a una austera comunidad con rígidas reglas que viven felices compensados por el deleite que les produce su oficio. […]. La lengua es la base del conocimiento».
«Diálogo entre un periodista y Emilio Alarcos:
Pregunta:¿Qué era la palabra en tiempos de Sancho Panza?
Respuesta (de Alarcos). La palabra comprometía entonces.
P. ¿Qué es la palabra en tiempos de De la Rosa?
R. Hoy la palabra sirve para comunicar el pensamiento o para ocultarlo.
P. ¿Cómo relaciona a la palabra y a Felipe González?
R. Él la maneja casi siempre con la segunda intención antedicha.
P. ¿Hacer el amor hablando en latín, qué daría de sí?
R. Los romanos lo hacían bastante bien, pero hoy sería complicado.
P. ¿Le gustaría enseñar gramática a alguien preciso?
R. No soy proselitista de nada; que aprenda quien quiera.
P. Ahora hay que tener imagen. ¿Cuál es la suya?
R. Nunca me preocupé.
P. ¿Qué le diría a Arzalluz en euskera?
R. Nada, porque prefiero no hablar con los conversos del seminario.
P. A un gramático, ¿qué le sugiere aquí, en Asturias, lo de un culín de sidra?».
R. Suena bien si está bien empleada la expresión.
P.Para el funcionamiento social, ¿es más nefasto un galicismo o un pecado mortal?
R. Con un galicismo no pasa nada, y un pecado mortal contra el sexto mandamiento es bastante perdonable.
P. ¿Le da más repelús un anglicismo o un político mentiroso?
R. El político mentiroso.
P. ¿Por qué le dio por la gramática?
R. Por herencia, en parte.
P. ¿Quién es más bárbaro gramaticalmente, Fraga, un sindicalista o Cristo?
R. Fraga se atropella bastante; los sindicalistas son tan aburridos con sus muletillas que es mejor olvidarlos; y a Cristo no lo oí.
P. De usted se dice que es salmantino, socarrón, escéptico, vitalista, amante de La Regenta: ¿y algo más aún?
R. No sé, uno es uno y de ahí no lo saca nadie.
P. ¿Suelta algún coño?
R. Sí, y más. Pero cada vez reduzco el uso, porque los tacos se están devaluando por usarlos sin venir a cuento.
P. El bable, lengua asturiana, ¿le sirve?
R. Sí, para que me den la lata todos los Jomeinis de la localidad.
P. ¿Le da tiempo a leer Marca y cosas por el estilo?
R. No, solo miraba el AS de antes de la guerra; del fútbol me basta con los resultados, lo demás lo imagino.
P. «Oye, tío, ¿qué pasa contigo?». ¿Le halaga esta expresión de nuestros días?
R. No; es un sarampión juvenil.
P. ¿Un presidente de Gobierno debe tener asesor lingüístico?
R. Más vale no meneallo.
P. ¿Por qué?
R. Porque a lo peor lo nombraba a dedo.
P. ¿Llega a sentirse solo?
R. Me gusta estar solo, pero nunca me siento solo.
P. «Yo caigo, tú caes, él cae, nosotros caemos, vosotros caéis y ellos caen». ¿Añade?
R. Con esas seis personas ya abarcamos todas las posibilidades.
P. A mí me emociona que se acentúen todas las palabras esdrújulas. ¿Es posible esto en tiempos de la bomba atómica?
R. Claro, porque lo esdrújulo da mucho valor. No tiene más que pronunciar atómica cargando el acento en la i.
P. ¿Se puede ser Nobel de Literatura sin saber gramática?
R. Todo es posible.
P. ¿Le tienta la pedantería?
R. La huyo, por vergüenza.
P. ¿Le dice algo a Dios?
R. ¿Qué es Dios?
P. El día que todos los vivos entiendan algo de hiatos, diptongos y triptongos, ¿habrá guerras civiles?
R. ¿Se refiere a los vivos o a los listos?»
(Pequeña entrevista en clave de humor de Feliciano Fidalgo a Emilio Alarcos el 6 de noviembre de 1994 en El País).